sábado, 12 de marzo de 2011

Ocurriò en la parte baja del ocèano y detràs de la pipa e agua; consumidos los vidrios por los pies descalzos, nos quedaban casi dos centímetros de sol ¡Qué lanzada perfecta! jaja perdida en el horizonte redondo, tìmida en cada pequeña roca que le devolvía el calor a los cuerpos marchitados por el aroma-alcohol. Vestida de largo traje color agua pusimos en marcha la idea de la similitud. ¡Pero seria arrogancia se posò en la ingenua parecida!
Tenía dos pies, una cabeza, veinte dedos, dos ojos y cuatro pelos rojos.
¡Rojos!
Volvimos a la miseria de las inyecciones, convertidas en la ola repleta de papeles un poco sucios, algo viejos, llenos de palabras sinsentido, cargados de manchas negras.

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