martes, 24 de agosto de 2010

Apuntes sobre Artaud y su obra "para terminar con el juicio de dios"

La idea ha sido simplemente transcribir los textos de Artaud y ponerlos a disposición para que aquellos que puedan estar interesados tengan la posibilidad de leerlos y de adentrarse un poco en su obra.

No pretendemos hacer ni una tesis ni un ensayo, solo unas notas que ayuden a situar al lector a través de los acontecimientos y las circunstancias y sobretodo completar el proyecto musical de Elevador de cargas basado y desarrollado a partir de esta misma obra. No es nuestra intención intentar explicar lo inexplicable o dar masticado algo que es por definición indigestible.

La traducción que hemos escogido es la de María Irene Bordaberry, porque pensamos que es francamente buena.
La disposición tipográfica se acerca mucho a la utilizada en la edición limitada de 2.000 ejemplares de Caldén (Argentina-1975), ya que no podemos ver los originales ni disponemos de la primera edición de K; hay que entender que los poemas de Artaud están escritos para su lectura en voz alta y para su compresión auditiva y precisamente esa disposición tipográfica es un recurso más del autor que trata a veces de impedir la compresión al uso buscando otros caminos cortando las frases o poniendo algunas palabras incluso dos páginas atrás, al fin y al cabo hablamos de uno de los mejores exponentes del movimiento surrealista...
Y en palabras suyas :
"'El surrealismo no es un nuevo o más fácil medio de expresión ni, incluso, una metafísica de la poesía;
Es un medio de liberación total del espíritu y de todo lo que se le parece".
.., (El surrealismo) es un grito del espíritu que regresa a sí mismo decidido a pulverizar desesperadamente sus cadenas".

Hay que saber que durante 9 años, entre 1937 y 1946 Antonin Artaud permaneció encerrado en hospitales psiquiátricos de forma ininterrumpida, al margen de otros internamientos previos, allí fue duramente “tratado” a base de electroshoks y otros métodos que físicamente le deterioraron hasta el punto que cuando le soltaron parecía un anciano; 9 años que pueden corresponder a 40 años en el transcurso de la vida “normal “de cualquier persona hoy en día, con el agravante de que parte de esos años (entre el 37 y el 43) sucedieron en la Francia ocupada por los nazis.
No es necesario decir nada más.
La vida de Artaud supera a la ficción en todas sus etapas.

Para terminar con el juicio de dios fue escrito por Artaud a petición de Fernand Pouey para ser transmitido por la radio francesa.
Artaud, M. Casares, R. Blin y P. Thévenin lo grabaron el 28 de noviembre de 1947, pero la emisión, programada para el 2 de febrero de 1948 fue prohibida por el director de la radio, Wladimir Porché, escandalizado por la virulencia del texto.
Fernand Pouey logró que se formara una especie de tribunal (integrado, entre otras personalidades, por Cocteau, Eluard, René Char, Paulhan, Barrault, Jouvet, René Clair, Callois, etc...) encargado de dar su parecer sobre el poema. El fallo fue totalmente favorable pero, no obstante, el director de la Radio mantuvo su veto.
También hubo una audición privada en un cine abandonado de París, pero la radiofonía en sí no sería publicada como documento sonoro hasta 15 años más tarde.
Artaud moriría ese mismo año (1948) bastante decepcionado por todas estas circunstancias que se daban precisamente cuando por fín creía haberse liberado de 9 años de terror e incomprensión.

Las "cartas" agregadas posteriormente al ser publicado por K editor, muestran cuál era la posición de Artaud en este asunto, además de ser una vía de expresión muy utilizada por él desde que el doctor Frediére, durante la segunda etapa en el Psiquiátrico se lo impusiera como “arte-terapia”.
La carta al sacerdote Laval , que había sido favorable a la emisión del poema diciendo:
"Al fin he aquí el lenguaje verdadero de un hombre que sufre" es ejemplar por el rigor con que Artaud plantea el problema de fondo de una manera radical, sin concesiones, lo normal hubiera sido agradecerle al padre Laval su fallo favorable al poema.

Otto Hahn comenta este texto así: "Es el fin de la cultura como perspectiva privilegiada. Artaud después de Rodez (hospital psiquiátrico) ya no cree en los sistemas, en las posiciones intelectuales, en las manifestaciones virtuales. Ya no cree en el teatro donde todas las relaciones están falseadas.
La «revuelta interior vendrá -le escribe a Breton-, pero no vendrá del teatro, pues por sincero que este sea, los escenarios con un público delante hacen del hombre más desinteresado un actorzuelo».
Él que quería suscitar trances decide vivirlos: "el teatro no es sino la vida, y la vida es un espectáculo sin explicación ni justificación"
Lo que esos escritos poseen de singular se debe a la conmoción y a la superación brutal de los límites habituales, al cruel lirismo suprimiendo sus propios efectos, no tolerando aquello que le da la expresión más segura.

Maurice Blanchot citó en 1946 esta frase de Artaud: «Comencé en la literatura escribiendo libros para decir que no podía escribir nada en absoluto.. Cuando tenía algo que escribir, mi pensamiento era lo que más se me negaba. Nunca tenía ideas y dos libros muy cortos, cada uno de sesenta páginas, ruedan por esta profunda, inveterada, endémica ausencia de toda idea. . .» para Artaud todo lenguaje verdadero es incomprensible y su lenguaje ha sido definido como verdadero e incomprensible, .
Artaud lo hizo en vida, en carne y huesos, en sensibilidad, su revolución (¿cómo llamarla?) y lo dijo, las palabras lo usaron para salir, pobres, obscenas, deslumbrantes, hirientes, podridas, tripas de palabras, palabras que volvían al sonido y renacían del sonido, del bramido, del hipo agónico de ese puñado de carne rehaciéndose en otro cuerpo ante nuestros ojos de espectadores.
Artaud dice que debemos dejar de ser espectadores y que para eso hay que arrancar el trozo podrido, el "yo", y que toda su guerra individual es una guerra social, que adentro, en arterias, en tendones y glándulas, transcurren carnicerías tan grandes como las de afuera, y que en su nuevo estado no hay adentro ni afuera.

Paule Thévenin, resistiéndose al enjuague que querían hacer con Artaud algunos personajes, dice con claridad: "La obra de Artaud trastorna. Trastorna porque destruye por su base todo un sistema de referencias, porque corroe la cultura específicamente occidental y se dedica a atacar el pensamiento y la sociedad pequeñoburguesa. Pensamiento que se defiende declarando insensatos, privados de sentido y por consiguiente incomprensibles, sus últimos textos. Sociedad que busca preservarse y mantenerse relegándolos al catálogo de las obras de alienados después de haber tenido la precaución de encerrarlo, a él, durante nueve años en asilos para poder así decirle loco cómodamente". Se sabe que "la estructura fundamental de la locura está inscrita en la naturaleza misma del hombre", que en nuestra sociedad nunca se ha pensado más profundamente que en sus locos, ¿entonces?

G. Bataille le describía así en cierto período de su vida :
"Conocí a Antonin Artaud, en cierta medida, desde los primeros tiempos a través de Fraenkel.
Era hermoso, descarnado y sombrío. El teatro y el cine le producían dinero como para vivir bien, pero no por eso su aspecto era menos famélico. Nunca se reía, ni estaba pueril e incluso aunque hablaba poco había algo patéticamente elocuente en su silencio grave y terriblemente enervado. Estaba calmo, su elocuencia muda no era convulsiva sino, por el contrario, triste, abatida, interiormente atormentada. Parecía un pájaro rapaz, huraño, de plumaje terroso, concentrado en el instante de levantar vuelo, pero detenido en esa posición, de cualquier manera no incitaba a la conversación.
Artaud le describía a Fraenkel sus estados nerviosos. Se drogaba, sufría."

El propio Bretón dice : " Sé que A.Artaud ha visto, en un sentido en que Rimbaud y aun antes Novalis y Arnim habían hablado de ver ... el drama es que la sociedad a la que cada vez nos honramos menos de pertenecer persiste en considerar como un crimen inexpiable que un hombre haya pasado al otro lado del espejo. En nombre de todo aquello a lo que me siento unido más que nunca, aclamo el regreso a la libertad de Artaud en un mundo donde la libertad misma está por rehacerse; más allá de todas las denegaciones prosaicas doy toda mi fe a Antonin Artaud, hombre de prodigios; saludo en Antonin Artaud la negación desesperada, heroica, de todo lo que morimos por vivir."

Y para terminar reproducimos un fragmento de un espléndido texto de 1968 (Buenos Aires) de Aldo Pellegrini publicado por Editorial Argonauta con el cual nos identificamos plenamente :

La obra de Artaud es inclasificable. No existen pautas para definirla.
Sus textos ocupan el lugar de la literatura, pero no son literatura; simplemente la desplazan.
La notable influencia que la obra de Artaud tiene sobre una parte importante del espíritu contemporáneo, ¿ a qué se debe? Es una obra extraordinariamente compleja que desarrolla una multiplicidad de sentidos y a pesar de ello de una notable unidad, aunque haya quienes la consideran resultado de un pensamiento paranoico; éstos son, sin duda, aquellos que dentro del término paranoico engloban cualquier pensamiento libre.
La obra de Artaud, por encima de toda otra apreciación, debe considerarse inspiradora de una nueva conciencia de la rebelión, afirmada en los valores más hondos del hombre, en oposición a una sociedad esencialmente antihumana.
La atracción apasionada que ejerce sobre determinados seres se debe a que constituye la más potente y luminosa forma de disconformismo que haya dado la palabra.
Por su carácter singular, la obra de Artaud desafía a toda crítica. Mucho se ha escrito sobre ella. Desde los testimonios de quienes lo conocieron, hasta los ensayos y estudios en distintos niveles y con diversas perspectivas.
Pareciera que la obra de Artaud se resiste a ser tratada como objeto de estudio, se niega a ser examinada como forma. Lo prueban los últimos ensayos de conocidos estudiosos de la literatura. El modo de "envoltura del texto" (según la expresión de Barthes) en que se complace un sector de la nueva crítica, en lugar de abrir el acceso a la obra, lo cierra. Los intentos de una indagación formalista del tipo del análisis estructural, no conducen, en este caso, más que a la pulverización del texto y terminan por no entregarnos nada.
La escritura de Artaud produce la sensación de una inmovilidad que borbotea, agitada por poderosas presiones internas. Para seguir las sinuosidades de ese pensamiento en ebullición, no queda más recurso que identificarse al máximo con él, y acompañarlo hasta en sus contradicciones. Estas contradicciones se convierten, en la señal de un pensamiento vivo que no puede medirse con los patrones de la lógica formal.
Más que el frío desmenuzamiento de un texto, con pretensiones de interpretación, la función de la crítica debe consistir en una guía de ruta, que señale la conformación y los accidentes de la obra, en una especie de visión panorámica que respete su integridad, acompañe al texto e ilumine, si cabe, sus lugares recónditos, pero excluyendo toda maniobra que resulte agresiva para él.
Es imposible hacer un análisis con criterio pretendidamente objetivo de la obra de Artaud, ni tener una idea alejándose para tomar una perspectiva de ella. Nada se ve alejándose, pero en cambio si nos acercamos lo suficiente, de pronto nos sentimos sumergidos, como envueltos en ese piélago ondulante de palabras agitadas por estremecimientos semánticos. Sólo penetrando en esa atmósfera de total exasperación puede alcanzarse el pensamiento de Artaud.
No hay duda de que para realizar una indagación de esta clase hay que tener conciencia de las dificultades y de los riesgos de extravío. Pero si emprendemos la tarea es probable que de pronto nos sintamos cercanos al foco donde anidan los problemas esenciales del hombre, allí donde se asienta la fuente más pura del ser; y como gratificación final quizás estemos entonces en condiciones de penetrar en nosotros mismos y descubrirnos.
Nada puede pasarse por alto en Artaud porque en lo que dice todo adquiere un sentido nuevo, y cada cosa, cada signo, aún el más insignificante, se torna inexplicablemente revelador.
No hay más medio para utilizar, pues, que la imersión en el texto, despojados de preconceptos, de normas, de modelos, y antes que nada, despojados del prejuicio de la literatura. Penetrar en una obra tan poco asequible, significa lanzarnos en lo oscuro sin otra guía que el mismo Artaud, pues, como él dice: "Lo que yo hago es huir de lo claro para aclarar lo oscuro". Podría hablarse paradójicamente en Artaud de una claridad de lo oscuro. Un texto suyo es como una luz móvil que ilumina y recorre lo abisal.
Nos encontramos, entonces, frente a un nuevo tipo de escritura en la cual se vuelca la totalidad de la experiencia vital más honda, con prescindencia de estructuras formales previas o de una intención estética de cualquier tipo. No se aspira en ella a ningún ideal de belleza o perfección. Ya no es más literatura. Lo que no quiere decir que antes no se hayan realizado intentos parecidos de liberación del lenguaje.
Los encontramos en Rimbaud, en Lautréamont y en algunos autores de este siglo, aunque en todos ellos nunca deja de estar presente la intención literaria.
Artaud supera las nociones que tenemos del escritor o del poeta. Tampoco es el filósofo o el místico, aunque sus relaciones con este último sean las más estrechas.
Sus textos constituyen una retahíla de vivencias, puestas tan al desnudo como jamás imaginó escritor alguno. Rehuyendo cualquier tipo de ficción, cualquier vestidura literaria, despojadas al máximo, son vivencias recogidas en lo más profundo del ser, allí donde nacen la religión, la filosofía, la poesía, pero respetando su primordial cualidad volcánica, con su incandescencia originaria, para configurar una lava hirviente de palabras que pretenden calcinar un mundo en descomposición, este mundo en el que vivimos.
La de Artaud es la transcripción sin ejemplo de una experiencia de vida total. Su obra escrita es una exploración descarnada de la condición humana, especialmente en sus niveles más ocultos, mostrándonos su absoluta precariedad: el desamparo, el despojamiento, la invalidez, la parálisis que fija al ser en un punto siempre detrás de sí mismo y lo detiene en la zona de la soberana impotencia. Esta es la situación con referencia a la condición de un hombre que simplemente pretende vivir con autenticidad.
Artaud mismo nos ofrece la imagen de fuerzas extremas en tensión: siendo el máximo desposeído es aquel a quien sólo conforma la posesión de lo inalcanzable. Increíble tortura de lo inalcanzable: el suplicio de Sísifo y el de Tántalo combinados.
Todo su saber, Artaud lo extrae de sí mediante el recurso de colocar a su ser en estado de paroxismo, para rescatarlo del vacío al que conduce la razón en su inútil juego de alcanzar la verdad. La razón que permanentemente se impone por norte la verdad y que maniobra sagazmente para encontrar los caminos tortuosos que la desvían de ella.
También para la razón, la verdad resulta inalcanzable.
Y aquí es el momento de recordar alguno de los múltiples diatribas de Artaud contra la razón.
En "La anarquía social del arte" dice:
"No es espiritual nada que pueda ser alcanzado por la razón o la inteligencia."

Una obra tan difícil ha dado pie para que se la enfoque desde los puntos de vista más dispares.
Al sacudir de modo violento el conformismo y las normas de vida aceptadas, al proponer casi una Ideología de la transgresión, resulta lógico que la mayoría la rechace totalmente.
Entre aquellos que le manifiestan cierta estima hay quienes la consideran simplemente como documento de un caso patológico en un curioso sujeto dotado de cierto talento, o como la aventura literaria de un extravagante desafortunado.
Pero sus mayores enemigos suelen estar entre quienes parecen aceptarla sin reparos.
El mito de Artaud ha invadido el sórdido reducto de los snobs, que ven en su rebelión condimentada de locura, un producto no sólo inofensivo para el "establishment", sino de gran valor ornamental por su singularidad. Es víctima también, por otro lado, de la adoración estúpida de algunos fanáticos que buscan héroes compensatorios de su inferioridad, seducidos por su carácter de poeta maldito, por su holocausto personal, y recogiendo el aspecto exterior o anecdótico de su vida y de su obra.
Llega hoy hasta a convertirse en bandera de la crápula intelectual, y aquí reside el mayor peligro de confusión, por lo que la tarea de quienes respetan a Artaud es arrebatarlo de las manos de los crapulosos.
Pero el suyo no deja de ser el destino de todo aquel que ha logrado despertar un eco nuevo en el espíritu de los hombres de modo que hay que resignarse a esperar todas las deformaciones posibles y el aprovechamiento de su pensamiento por falsificadores del más variado género.
*

La emisión radiofónica preparada por Artaud fué censurada, pese a haber sido anunciada para el día 2 de febrero de 1.948.
A propósito de todo esto hay una serie de cartas que reproducimos a continuación y que Artaud escribe a :
Fernand Pouey director de programas dramáticos y literarios de la radio france posteriormente dimitiría de su cargo por no estar de acuerdo con la censura de ese programa.
Wladimir Porché quién, como director de la radio, tomó la decisión de no emitir la radiofonía.
René Guilly que entiendo escribió un artículo en la revista "Combat" de tendencia marxista a raíz de escuchar la grabación en un pase privado organizado por Artaud y Pouey en un cine abandonado.
R.Padre Laval sacerdote católico que formó parte del comité de "sages/sabios" que escuchó la radiofonía a puerta cerrada en los estudios de la radio el 5 febrero del 48 para dictaminar si era o no apta para su emisión, pese a que la respuesta fué positiva Artaud no desaprovecha la ocasión para dejar clara su postura ante la iglesia.

Al Señor Fernand Pouey

querido señor

Con respecto
a
"Para terminar de una vez con el juicio de dios"

El montaje general se distribuye así:
1 texto de apertura
2 efectos sonoros
que se mezclan con el texto recitado
por María Casares

3 danza del Tutuguri texto
4 efectos sonoros (xilofonías)
5 La búsqueda de la fecalidad
(recitado por Roger Blin)
6 efectos sonoros y redobles entre Roger Blin y
yo

7 El problema que se plantea es que".
(texto recitado por Paule Thévenin)
8 efectos sonoros y mi grito en la escalera
9 conclusión texto
10 efectos sonoros finales.

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Al Señor Fernand Pouey

11 de diciembre de 1947
Querido señor

. . . pemítame volver sobre el trabajo realizado.
Creo que en él se puede encontrar lo mejor y lo
peor.
Hice mucha radio antes de la guerra
con Paul Deharme
en radio información
y el trabajo que realicé en la suya estaba lejos de
representar una toma de contacto con ese medio
de expresión
pero por otra parte
es nesario que
el realizador
Señor Guignard
los técnicos
y en general
todos aquellos
con los que tuve algo que ver
comprendan
cuales fueron mis intenciones y deseos.
Si se considera el asunto en bloque tendremos la impre-
sión de un trabajo
caótico y no continuado;
una especje de azaroso y epiléptico
trozo
en el que la sensibilidad errante del oyente debe
también escoger
al azar
lo que le conviene.
¡¡Puees bien, no!!
Terminar de una vez con el juicio de nuestros actos
por medio de la suerte
y por una fuerza
dominante
es revelar
su voluntad
de una forma
bastante nueva
para indicar que el orden rítmico y la
eventualidad de las cosas cambiaron su
curso,
en la emisión que hice hay suficientes
elementos
rechinantes
punzantes
desencajados
chocantes
que montados en un orden nuevo
pueden evidenciar el logro del objetivo
perseguido
mi función era aportar
elementos
así lo hice
hay algunos malos
y otros que creo excelentes
espero que encuentre a un técnico
inteligente
que sepa darle a esos elementos
los insólitos valores que les
adjudiqué
crea en mis buenos sentimientos

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Al Señor Wladimir Porché.
director de radiodifusión

4 de febrero de 1948
Señor

me permitirá usted estar algo más
que indignado y escandalizado
por la medida que acaba de ser tomada
a último momento contra mi radiodifusión:
Para terminar de una vez con el juicio de dios
en la que trabajé más de 2 sema-
nas y que estaba anunciada en todos los
diarios desde hace más de un mes.
Usted no ignora con qué curio-
sidad esta emisión era esperada por la gruesa
masa del público
como una especie de
liberación, porque contaba con un conjunto sonoro
que lo iba a arrancar por fin de la rutina ordinaria de las
emisiones.
Tuvo entonces suficiente tiempo antes
de ayer domingo a la tarde en que
creyó que debía tomar esta medida de inter-
dicción

[de darse cuenta]
de la atmósfera especialmente favorable
que rodeaba la salida de esta emisión.
Ahora bien buscó en vano el escándalo
que hubiera podido producir entre la gente bien
intencionada,
y que no tomó partido
anticipadamente

como es el caso aquí.
Yo, el autor, escuché la
grabación como todo el mun-
do
muy de muy decidido a no permitir nada
que pudiera lesionar
el gusto
la moralidad
las buenas costumbres
la voluntad de honor
que pudiera por otra parte
chorrear
aburrimiento
lo ya visto
la rutina
quería una obra nueva, que apresara
algunos puntos orgánicos de vida,
una obra
en la que uno sienta todo el sistema nervioso
iluminado como en el fotóforo
con vibraciones
consonancias
que inviten
al hombre
a salir
con
su cuerpo
para perseguir en el cielo a esta nueva, insólita
y radiante
Epifanía.

P Pero la gloria corporal sólo es posible
cuando
nada
en el texto leído

choca,
tara
esta especie de voluntad de gloria.
Ahora bien busco
y encuentro
1 º la búsqueda de la fecalidad, texto cons-
telado de palabras violentas, de palabras horribles,
sí, hay palabras violentas, palabras
horribles,
pero en una atmósfera tan fuera de la vida
que no creo que exista en este momento
un público capaz de escandalizarse con
ellas.
Todos deben comprender
que estamos hasta la coronilla de la su-
ciedad
tanto física como fisiológica
y desear
un cambio
corporal
de fondo.

Queda el ataque del comienzo al capitalismo
americano.

Pero habría que ser muy ingenuo, señor Wla-
dimir Porché para no
comprender que en este momento tanto el capitalismo americano
como el comunismo ruso nos conducen a
la guerra, entonces por medio de voces, tambores y
xilofonías alerto a las individualidades para
que se unan.
soy
ANTONIN ARTAUD

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Al Señor Fernand Pouey

Ivry-sur-Seine, 7 de febrero de 1948

Me enteré de su admirable actitud respecto
a mi radiodifusión.
Perdón por el perjuicio que le causo
y
gracias
por defenderme así con
todo su corazón.
Sé que se jugó y arriesgó su
posición
pero no comprendo que una incompe-
tencia, que acaba de salir del colegio como Wla-
dimir Porché se arrogue el derecho de suspender la
difusión de un documento anunciado desde hace
muchas semanas
y en consecuencia
escuchado
por decenas de técnicos que juzgaron
su valor
y decidieron
su emisión.
Hay en todo esto un golpe de autocratismo arbitrario
que no debe soportarse.
Por otra parte le escribí a WIadimir Porché una
carta
exponiéndole
en detalle
y de una manera simple y muy clara
cómo y por qué escribí mis
textos y compuse esta emisión.
Con respecto al sentimiento del oyente poco advertido
ninguna
emisión fue esperada nunca con más curio-
sidad e impaciencia por el grueso del público
que precisamente confiaba en esta emisión
para formarse un criterio frente a ciertas cosas de la vida.
Esta emisión es una larga protesta
contra el erotismo congénito de las cosas contra
el cual todo el mundo en su subconsciente quiere
reaccionar y contra la arbitrariedad social política y
eclesiástica (religiosa) en consecuencia ritualista de la
ley.
Pues el cuerpo social está harto de ritos. Habrá que
pedirle a Wladimir Porché esa carta
para reproducirla en la Prensa
Suyo de corazón


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Al Señor René Guilly:

7 de febrero de 1948.

Señor,
Esta mañana cuando leí su artículo en "Combat" creí
soñar, por otra parte estoy sorprendido de que lo publi-
caran.
Pues tengo una idea mucho más alta que la suya de ese
famoso público.
Lo creo infinitamente menos podrido de prejuicios de
lo que usted piensa.
Los que el lunes a la noche sitiaban la radio
y espera-ban con una curiosidad y una impaciencia jamás vista,
la emisión intitulada
"Para terminar de una vez con el juicio de Dios"
pertenecían a ese gran público
peluqueros,
planchadoras,
vendedores de cigarril1os,
ferreteros, ebanistas, obreros gráficos,
en resumen gente que se gana la vida con el sudor de
su frente,
y no capitalistas de estiércol enriquecidos en se-
creto
que van los domingos a misa y de-
sean por encima de todo el respeto de los ritos y de
la ley.
Mi emisión los hubiera aterrorizado a ellos
y a algunos rufianes de la Butte prematuramente
enriquecidos que tienen ese miedo nauseabundo
de las palabras.
Como sea
hay que considerar como pecado y crimen el
haber querido prohibirle expresarse a una voz humana
que se dirigía por primera vez en estos tiempos
a lo mejor del hombre
2º Los libros, los textos, las revistas son
tumbas, Sr. René Guilly, tumbas como para
vomitar.
No viviremos eternamente
rodeados de muertos
y de muerte.
Si todavía quedan prejuicios
hay que destruirlos
el deber
digo bien
EL DEBER
del escritor, del poeta no es ir a ence-
rrarse cobardemente en un texto, un libro, una
revista de los que ya no saldrá nunca
más
sino al contrario salir afuera
para sacudir
para atacar.
al espíritu público
si no
¿para qué sirve?
y ¿para qué nació?
3º Sea como sea
no soy director de coros
nunca supe cantar,
y menos aún
hacer cantar.
En esta radiodifusión sólo in-
tenté
yo que nunca toqué un instrumento en mi
vida,
algunas xilofonías vocales
sobre xilófono instrumental
y logramos el efecto.
Quiero decir que esta emisión era la
búsqueda de un lenguaje que pudiera com-
prender cualquier peón o carbonero
lenguaje que anunciaba por medio de la emisión cor-
poral las verdades metafísicas más ele-
vadas.
Usted también lo reconoció y por esa razón
prohibirla constituye una abyección y una infamia.
Esto era lo que quería decide, Sr. René
Guilly.

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.carta abierta al Rerevendo Padre Laval.

Señor,

Está muy bien que
reconozca el derecho a la expresión total
e integral de mi indivídualidad por muy singular
que sea
y
por muy heterogénea que pueda aparecer.
Pero hay algo que usted no di-
ce
y que constituye una reserva de fondo con
respecto a ese derecho a la expresión: usted mismo estaba
y está
ligado por 2 ritos
CAPITALES
cuando pronunció esas, palabras,
estaba en realidad
ligado por 2 ritos
que con su propio consentimiento
le paralizaban las manos,
usted como todo sacerdote
estaba
y está ligado
por los 2 ritos
de la consagración
y de la elevación
de la misa,
usted como todo sacerdote católico
había celebrado su misa esa misma mañana,
y en la cere-
monia llamada misa entran
en primer plano
esos 2 ritos de ligadura
que para mí
tienen el valor de un verdadero
maleficio.
La consagración
y
la elevación
son
maleficios de
un orden especial
pero
mayor
que capitaliza si puedo decirlo
la vida
que drena todas las fuerzas espirituales en
una dirección tal que todo lo que es cuerpo
se
reduce a nada
y sólo queda una cierta
vida psíquica
totalmente liberada
pero tan libre
que todos los fantasmas
del espíritu
del puro espíritu
pueden desatarse y allí
tiene lugar la siniestra y torrencial expansión
de la vida diluviana
de los bichos obsesivos
que es contra lo que
luchamos
porque la infame vida sexual está detrás de las
libres expansiones del espíritu
y porque
eso es lo
que la consagración y la elevación
de la misa
han
sin decirlo
liberado.
Hay una nauseabunda
coagulación de la vida
infecciosa del ser
que el cuerpo puro
rechaza
pero que
el puro espíritu
admite
y la misa lo
arrastra a eso
por medio de sus ritos.
Esta coagulación mantiene la vida
actual del mundo
en los bajos fondos espirituales
donde no deja de zambullirse.
Pero la conciencia general
no comprenderá nunca,
por qué un cuerpo macerado y pisoteado
triturado y compilado
por el sufrimiento y los dolores de la cruci-
fixión .
-como el cuerpo siempre vivo del Gólgota--
será superior a un espíritu
que se entrega a todos los fantasmas de la vida interior
que sólo es la levadura y el grano
de todas las fantasmagóricas bestializa-
ciones pestilentes.

NOTA

*

No hay nada que abomine
y execre tanto como esa idea de espectáculo
de representación
por lo tanto de virtualidad, de no realidad,
ligada a todo lo que se produce y se
muestra,
idea que, por ejemplo, salvó a la misa y le
permitió ser aprobada por manadas innumerables
de seres que si no, no la hubieran admitido,
esta idea de que la misa sólo es un espectáculo,
una representación virtual que no existe y
no sirve
tiene su contrapartida,
la misa, bajo su apariencia virtual y
teatral,
es, por el contrario, un espectáculo que sirve,
(la misa contiene una de las formas de acción
real más eficaces de la vida, pero la gente no
lo sabe, no sabe que esa forma de acción
es tenebrosa, erótica y sombría,
pues se habla de misa negra, pero el
principio y la razón de la misa es
ser negra
no hay misa blanca
cada misa que se reza es un acto sexual más
en la naturaleza liberada).
y ahora, vuelvo a la idea de que toda
esta emisión sólo fue hecha para protestar
contra ese supuesto principio de virtualidad,

de no realidad,
en resumen, de espectáculo
indefectiblemente ligado a todo lo que
se muestra, como si en realidad se quisiera socia-
lizar y paralizar al mismo tiempo a los monstruos,
introducir por medio de la escena, de la pantalla
o del micrófono, posibilidades de deflagración
explosiva demasiado peligrosas para la vida,
peligrosas para toda la vida,
y que así las desvían de la vida.
El inconsciente actual no da más,
la gente está harta de cargar con
algo que acumula y aplasta
sin cesar,
porque se le prohibió hacerlo, manifestar-
lo y mostrarlo.
y la policía de los iniciados, que sin que se
sepa, conducen desde siempre la vida a su
ruina, pero que tienen la pretensión de conducirla
solos, tiene órdenes de desviar hacia el
teatro, el cine, el micrófono,
y la misa,
algo que yo estuve internado 9 años
por haber querido decir y que diré.
Diré ese algo que causa las epidemias, el hambre,
las pestes, la guerra, etc...

CONCLUSIÓN

:::::


Estos pies
estos vientres
estas espaldas
estas manos
estos codos
estas rótulas
estos dientes
que hacen
boua
e
boua
bouaIa
bomaca
bourtra
y que chupan bichos del aire
que liberan en el aire a esos bichos
que algunos ven y otros no
y esos bichos que hacen caca allá y allá
todo eso es dios
y qué piensas de dios después de esto

pienso que no entiendo
-
-pues bien no vemos a esos bichos,
son los microbios de la danza de los muertos
a la que se entregan desde los siglos de los siglos
las razas de las razas
en las laderas del Himalaya,
de los Cárpatos, de los Apeninos y del Cáucaso,

estos bichos que salen de los pies, de las espaldas,
del bazo, del hígado
en esas danzas de cerdos salaces
a las que las razas no renuncian
y crecen allá y allá
Y eso crea una tierra que zapatea
- - que zapatea
- - si que bulle
que hierve
y fecunda los miembros muertos
los fecunda de cosas enfermas

y también los órganos nadie comprendió
nunca

para qué servían

- - - entonze pensé en un teatro de la
crueldad que baile y que grite
para abortar órganos
y barrer con todos los microbios.
y en la anatomía sin grietas del hombre
donde se abortó todo lo que está cuarteado
hacer reinar la salud sin dios.

- - - eto zon cuentos a primera vista
es una utopía
pero empieza a bailar pedazo de
mono
pedazo de sucio macaco europeo
que no aprendió nunca a levantar el pie.

(Aquí el otro hombre grita y protesta
y la emisión termina después de esto.)

CONCLUSION

..........


-Señor Artaud, ¿para qué le sirvió esta
radiodifusión?
-En principio para denunciar cierto número
de porquerías sociales oficialmente consagradas y
reconocidas:
1º la expulsión del esperma infantil,
cedido benévolamente por niños, con vistas
a una fecundación artificial de fetos que aún
no han nacido
y que verán la luz dentro de un siglo o más.

2º para denunciar en ese mismo pueblo
americano que ocupa toda la superficie del
antiguo continente Indio, una resurrección del
imperialismo guerrero de la antigua América
que hizo que el pueblo indígena anterior a Colón
fuera vilipendiado por toda la humanidad precedente.
-Señor Artaud, usted está diciendo cosas
muy insólitas.

-Sí, digo algo insólito, digo
que los Indios anteriores a Colón eran,
contra todo lo que se pueda creer, un
pueblo extrañamente civilizado,
que conoció una forma de civilización
basada en el principio exclusivo de
la crueldad.

¿Sabe usted qué es con exactitud la crueldad?

-De ese modo no, no lo sé.

-La crueldad consiste en extirpar por la
sangre y hasta la sangre a dios, al azar
bestial de la inconsciente animalidad humana
en cualquier parte donde se lo pueda encontrar.

El hombre, cuando no se lo reprime, es un
animal erótico,
lleva adentro un temblor inspirado,
una especie de pulsación
productora de bichos innumerables que
constituyen la forma que los antiguos pueblos
terrestres atribuían universalmente
a dios.
Ello representaba lo que se denomina un espíritu.
Ese espíritu procedente de los indios de América
prevalece, en la actualidad, bajo aspectos
científicos que revelan una infecciosa
influencia mórbida, un estado acusado
de vicio, pero de un vicio que abunda en enfer-
medades
porque, pueden reírse todo lo que quieran,
lo que se dio en llamar microbios
es dios
¿saben ustedes con qué hacen sus átomos los
rusos y los americanos?
los hacen con los microbios de dios.

-Usted delira, señor Artaud.
usted está loco.

-No deliro,
no estoy loco.
Afirmo que se reinventaron los microbios
para imponer una nueva idea de dios,
encontraron un nuevo recurso para destacar
a dios y atraparlo justo en su
nocividad microbiana:
se trata de clavarlo en el coraz6n, donde
los hombres más lo aman, bajo la forma de la
sexualidad enfermiza,
en esa siniestra apariencia de crueldad mór-
bida que reviste cuando, como ahora, se
complace en convulsionar y enloquecer a
la humanidad.
Utiliza el espíritu de pureza de una conciencia,
que permaneció cándida como la mía para
asfixiarla con todas las falsas apariencias
que derrama universalmente en los espacios,
de esta manera Artaud el momo puede represen-
tar el papel de alucinado.

-¿Qué quiere decir, señor Artaud?

-Quiero decir que encontré la forma de
terminar de una vez por todas con ese
impostor y también que si nadie cree ya en dios
todo el mundo cree cada vez más en el hombre.
Ahora es preciso castrar al
hombre.

-¿Qué? ¿Cómo?

Lo mire por donde lo mire, usted está
loco, loco de remate.

-Llevándolo por última vez
a la mesa de autopsias para
rehacerle su anatomía.
El hombre está enfermo porque está mal
construido.
Átenme si quieren,
pero tenemos que desnudar al hombre
para rasparle ese microbio que lo pica
mortalmente

dios
y con dios
sus órganos
porque no hay nada más inútil que un órgano.

Cuando ustedes le hayan hecho un cuerpo sin
órganos lo habrán liberado de todos sus auto-
matismos y lo habrán devuelto a
su verdadera libertad.

Entonces podrán enseñarle a danzar al revés
como en el delirio de los bailes populares
y ese revés será
su verdadero lugar.

EL PROBLEMA QUE SE PLANTEA ES QUE . . .

---


Es grave advertir
que después del orden
de este mundo
hay otro orden.

¿Cuál es?

No lo sabemos.

El número y el orden de las suposiciones posibles
en ese ámbito
es justamente
¡el infinito!

¿Y qué es el infinito?

No lo sabemos con precisión.

Es una palabra
de la que nos servimos para indicar
la apertura
de nuestra conciencia
a la posibilidad
desmesurada
inagotable y desmesurada.

¿Y qué es la conciencia?

No lo sabemos con certeza.

Es la nada.

Una nada
de la que nos servimos
para indicar
cuando no sabemos algo,
con respecto a qué
no lo sabemos
y entonces
decimos
conciencia
en cuanto a la conciencia
pero hay muchos otros aspectos.

¿Y entonces?

Parecería que la conciencia está ligada en
nosotros
al deseo sexual
y al hambre;

pero podría
muy bien
no estar ligada
a ellos.

Se dice,
se puede decir,
hay quienes dicen
que la conciencia
es un apetito,
el apetito de vivir;

inmediatamente
al lado del apetito de vivir

aparece en el espíritu
el apetito del alimento

como si no hubiera personas que comen
sin ninguna clase de apetito
y que tienen hambre.

Porque también
existen
quienes tienen hambre
sin apetito;

¿Y entonces?

Entonces

un día
el espacio de la posibilidad
se me presentó
como si me hubiera tirado
un gran pedo;
pero no sabía con exactitud que eran
ni el espacio,
ni la posibilidad,

y no experimentaba la necesidad de pensado;

eran palabras
inventadas para definir cosas
que existían
o no existían
frente a
la urgencia apremiante
de una necesidad:
suprimir la idea,
la idea y su mito
y hacer reinar en su lugar
la manifestación tonante

de esa explosiva necesidad:
dilatar el cuerpo de mi noche interna,

de la nada interna
de mi yo
que es noche
nada,
irreflexión,

y que, sin embargo, es una afirmación explosiva:
hay que dejarle lugar
a algo,

a mi cuerpo.

Pero,
¿reducir mi cuerpo
a ese gas hediondo?
¿Decir que tengo un cuerpo
porque tengo un gas hediondo
que se forma dentro mío?

No lo sé
sin embargo
sé que

el espacio,
el tiempo,
la dimensión,
el devenir,
el futuro,
el porvenir,
el ser,
el no ser,
el yo,
el no yo,

no son nada para mí;

en cambio hay una cosa
que significa algo,
una sola cosa
que debe significar algo,
y que siento
porque quiere
SALIR:
la presencia
de mi dolor
de cuerpo,

la presencia
amenazadora
infatigable
de mi cuerpo;

aunque me acucien con preguntas,
y yo niegue todas las preguntas,
hay un punto
en el que me veo forzado
a decir no,

NO
a la negación;
y llego a ese punto
cuando me acosan,

me abruman,
me cuestionan
hasta que se aleja
de mí
el alimento
mi alimento
y su leche,

y ¿cuál es el resultado?

Que me ahogo;

no se si es una acción
pero al acosarme así con preguntas
hasta la ausencia
y la nada
de la pregunta,
me atormentaron
y sofocaron
en mí
fa idea de cuerpo
y de ser un cuerpo,

entonces sentí lo obsceno

y me tiré un pedo
arbitrario
de vicio
y en rebeldía
por mi asfixia.

Porque hostigaban
hasta mi cuerpo
hasta el cuerpo

y en ese momento
hice estallar todo
porque a mi cuerpo
nadie lo manosea.

LA BÚSQUEDA DE LA FECALIDAD

:::


Allí donde huele a mierda
huele a ser.
El hombre hubiera podido muy bien no cagar,
no abrir el bolsillo anal,
pero eligió cagar
como hubiera elegido vivir
en vez de aceptar vivir muerto.

Para no hacer caca,
tendría que haber consentido
no ser,
sin embargo, no se decidió a perder
el ser,
es decir, a morir viviendo.

Hay en la existencia
algo particularmente tentador
para el hombre
y ese algo es
LA CACA
(aquí, rugido)
Para existir basta con dejarse ser,
pero para vivir
hay que ser alguien,
hay que tener un HUESO,
hay que atreverse a mostrar el hueso
y a olvidar el alimento.

El hombre prefirió más la carne

que la tierra de los huesos.
Como no había más que tierra y bosque
de huesos
tuvo que ganarse su alimento,
no había mierda
sólo hierro y fuego,
y el hombre tuvo miedo de perder la mierda
o más bien deseó la mierda
y para eso, sacrificó la sangre.
Para tener mierda,
es decir carne,
donde sólo había sangre
y chatarra de osamentas,
donde no tenía nada que ganar
y sí algo que perder: la vida.

o reche modo
to edire
de za
tau dari
do padera coco

Entonces, el hombre se replegó y huyó.

Lo devoraron los gusanos.

No fue una violación,
Se prestó a la obscena comida.
Le encontró sabor,
aprendió por sí mismo
a hacerse el tonto
y a comer carroña
delicadamente.

Pero, ¿de dónde procede, esa despreciable abyección?

De que el mundo no está ordenado todavía,
o de que el hombre sólo tiene una pequeña idea
del mundo

y quiere conservarla eternamente.

Proviene de que, un buen día,
el hombre
detuvo
la idea del mundo.

Se le ofrecían dos caminos:
el infinito exterior,
el ínfimo interior.
y eligió el ínfimo interior,
donde sólo hay que estrujar el bazo
la lengua
el ano
o el glande.

Y dios, dios mismo aceleró el
movimiento.

Dios ¿es un ser?
Si lo es, es la mierda.
Si no lo es
no existe.
O bien sólo existe
como el vacío que avanza con todas
sus formas
y cuya representación más perfecta
es la marcha de un grupo incalculable de
ladillas.

¿Está usted loco, señor Artaud, y la misa?"

Reniego del bautismo y de la misa.
No hay acto humano
que, en el plano erótico interno,
sea más pernicioso que el descenso
del supuesto Jesucristo

a los altares.
No me creerán
y desde aquí veo cómo el público se encoge de hombros
pero el llamado Cristo es quien
frente a la ladilla-dios
aceptó vivir sin cuerpo
mientras un ejército de hombres,
descendiendo de la cruz
a la que dios creía haberlos clavado desde hacía mucho,
se rebeló
y ahora esos hombres
armados con hierro,
sangre,
fuego y osamentas
avanzan, denostando al Invisible
para terminar de una vez con el JUICIO DE DIOS.

TUTUGURI

El rito del sol negro.

Y abajo, al pie del declive amargo,
cruelmente desesperado del corazón,
se abre el círculo de las seis cruces,
muy abajo
como encastrado en la tierra madre,
desencastrado del abrazo inmundo de la madre
que babea,

la tierra de carbón negro
es el único lugar húmedo
en esta grieta de roca.
El rito consiste en que el nuevo sol pase por siete puntos
antes de estallar en el orificio de la tierra.

Hay seis hombres,
uno por cada sol
y un séptimo hombre
vestido de negro y de carne roja
que es el sol
violento.

Este séptimo hombre
es un caballo,
un caballo con un hombre que lo acompaña.

Pero el caballo
es el sol
no el hombre.

Al ritmo desgarrante de un tambor y de una trompeta larga,
extraña,
los seis hombres
que estaban acostados,
enroscados a ras de la tierra

brotan sucesivamente como
girasoles

no soles
sino suelos que giran,
lotos de agua,
y cada brote
se corresponde con el gong cada vez más sombrío
y contenido
del tambor .
hasta que de pronto se ve llegar a todo galope;
con una velocidad. de vértigo,
al último sol,
al primer hombre,
al caballo negro y sobre él
un hombre desnudo
absolutamente desnudo
y virgen.
(sobre él)

Después de saltar, avanzan describiendo
meandros circulares
y el caballo de carne sangrante se enloquece
y caracolea sin cesar
en la cima de su risco
hasta que los seis hombres
terminan de rodear
las seis cruces.

La tensión mayor del rito es precisamente

LA ABOLICION DE LA CRUZ.

Cuando terminan de girar

arrancan
las cruces de la tierra
y el hombre desnudo
sobre el caballo
enarbola
una inmensa herradura
empapada en la sangre de una cuchillada.
...

Ayer me enteré,
(se puede creer, o tal vez sólo
es un rumor falso, que me detengo en uno de
esos sucios chismes que circulan entre
fregaderos y letrinas cuando se tiran las
comidas que una vez más han sido engullidas,)
ayer me enteré
de una de las prácticas oficiales más impresionantes de las es-
cuelas públicas americanas y que sin duda hacen que ese
país se crea a la cabeza del progreso.
Parece que entre los exámenes o pruebas que debe so-
portar un niño que entra por primera vez a una escuela
pública, se verifica la llamada prueba del líquidoseminal
o del esperma
que consistiría en pedirle al pequeño recién llegado un poco
de su esperma para introducirlo en un frasco
y conservado así preparado para cualquier tentativa de fe-
cundación artificial que pudiera llevarse a cabo en el futuro.
Pues los americanos descubren día a día
que carecen de brazos y de niños
es decir no de obreros
sino de soldados.
y quieren a toda Costa y por todos los
medios posibles hacer y fabricar sol-
dados con vistas a las guerras planetarias
que ulteriormente pudieran acaecer
y que estarían destinadas a mostrar por las
virtudes aplastantes de la fuerza
la excelencia de los productos americanos y
de los frutos del sudor americano en todos
los campos de la actividad y del dinamismo
posible de la fuerza.
Porque hay que producir, hay que, por todos
los medios de la actividad viable, reemplazar
la naturaleza dondequiera que pueda ser reem-
plazada, hay que encontrar un campo mayor para
la inercia humana,
es preciso que el obrero tenga de qué ocuparse,
es preciso que se creen nuevos campos de acti-
vidad
donde se alzará por fin el reino de todos
los falsos productos fabricados,
de todos los innobles sucedáneos sintéticos,
donde la hermosa, la legítima naturaleza no tendrá
nada qué hacer,
y deberá ceder su lugar de una vez por todas y ver-
gonzosamente a los triunfales productos de la
sustitución,
allí, el esperma de todas las usinas de fecun-
dación artificial
hará maravillas para producir armadas y aco-
razados.
No más frutas, no más árboles, no más plantas
farmacéuticas o no y en consecuencia
no más alimentos,
sino productos de la síntesis a saciedad ...
sino productos de síntesis, a saciedad,
en los vapores,
en los humores especiales de la atm6sfera,
en los ejes particulares de las atmósferas
arrebatadas a la potencia de una naturale-
za que de la guerra sólo conoció
el miedo.
Y viva la guerra, ¿no es cierto?
Porque, fue así, ¿verdad?, que los americanos pre-
pararon y preparan la guerra paso a paso.
Para defender esta fabricación
insensata de las competencias que
surgirían de inmediato en todas
partes,
se necesitan soldados, armadas, aviones,
acorazados.

Parecería
que por esta razón los gobiernos
de América tuvieron el desparpajo de pensar en ese esperma.
Puesto que, nosotros, los nacidos
capitalistas, tenemos más de un enemigo
que nos vigila, hijo mío,
y entre esos enemigos,
la Rusia de Stalin
que tampoco carece de brazos armados.

Todo eso está muy bien,
pero yo no sabía que los americanos fueran un pue-
blo tan guerrero.
Cuando se combate se reciben heridas
vi a muchos americanos en
la guerra pero siempre tenían delante de
ellos inconmensurables armadas de tanques,
de aviones, de acorazados que les servían como
escudo.
Vi pelear a las máquinas
y sólo divisé muy atrás, en el infinito, a los
hombres que las conducían.

Frente al pueblo que hace comer a sus
caballos, a sus bueyes y a sus asnos las últi-
mas toneladas de morfina legitima que po-
seen para reemplazarla por sucedáneos de
humo,
prefiero al pueblo que come a ras de la tierra
el delirio de donde nació, .
hablo de los Tarahumaras que comen el Peyote
a ras del suelo mientras nace
y que mata al sol para instalar el reino
de la noche negra, .
que desintegra la cruz para que los espacios
del espacio no puedan encontrarse y cruzarse
nunca más.
Van a escuchar ahora la danza
del TUTUGURI.

"Para terminar con el juicio de Dios"

PRIMER PROYECTO


pah ertin
tara
tara bulla
rara bulla
ra para hutin

Hacia lo poh ertsin esto se estrecha
sobragudo putinah y se estrangula
punzante ke tula

o ki tu la esto
o kana dalin descansa

o skifar
janentsi metera
a metera

merentsi
a mruta mutela
marutela
a mruta mertsi

Al que le duelen los huesos como a mi
sólo tiene que pensar en mi
no me alcanzará en espíritu por el camino
de los espacios
¿de qué sirve unirse con un ser en espíritu
si no nos unimos en el cuerpo?
Reunirse con un ser en espíritu

es alejarse aún más de alcanzarlo en cuerpo
algún día.

Pero al que le duelen los huesos como a mí
y que piensa en mí intensamente
no ve
qué casa cae,
qué árbol arde
en su camino
sin embargo la casa cae,
y el árbol arde
y un día él se dará cuenta;
al que le duelen las encías como a mí
y que piensa en mí
pulveriza el espacio que nos separaba,
éste adelgaza y se vuelve más pequeño,
y es él
el espacio
quien se vuelve ciego
y no yo;
pero ¿se dará cuenta algún día?
¿Quién?
¿Quién?
pues el espacio que se sentirá más pequeño,
con los músculos agarrotados y acorralado;
al que le duelen todos sus dientes,
todos sus dientes ausentes como a mí
no se encontrará de pronto a mi lado
es el espacio quien se sentirá lejos de él y
de mí;
¡ y tendrá vergüenza de existir y de ser,
de ser el espacio cuando nosotros estamos allí!

Entonces, ¿qué hará ese espacio púdicamente?

Esa vieja limonada deberá marcharse

fu fe lou
hazé eto cuando
tú hazé eto
tú levanta lo'espíritu n'el aire
entonze tú no etá curao toavía
tú cré toavía en lo'epíritu

ió digo que lo vi y etá enfermo
lo vi etá muy enfermo

ustées van al mercao negro
al cine, a la carnicería hipofágica
hacen cola durante horas en el cine
en invierno bajo la lluvia
para ver películas imbéciles

y durante ese tiempo desde los siglos de los
siglos

en las laderas infectas del Cáucaso,
de los Cárpatos, de los Apeninos,
del Himalaya
seres bestializados bailan
bailan la danza del pus y de la sangre,
de los piojos reventados,
la danza de las vísceras sucias,
_. \\\ \\\ _\\
bailan para arrancar de ustedes esto y esto
y para imponerles esto esto y esto
en una palabra, la danza sexual.
¿Aún quieren sexo?
¿no quieren más sexo?
todo es sexo

-eze e too el poblema
que dios se vaya o se quede
ése es el problema que se plantea.
Bailan la danza de la fricción infame
del coito-infame con la mujer y
de la unión de ron y sonido

ió no entendo lo que quere dezir
quiere decir que el principio de la fecundación
sexual que desde los siglos de los siglos está colocado
con la lengua, el bazo y los pies
debe ser ordenado ahora,

porque lo que se plantea sobre el cólico de
nuestra humanidad es el problema de la partida de dios
o de su permanencia
pues dios es todos los microbios salidos
de las danzas obscenas de las razas torvas
y el problema que se plantea es
saber si vamos a seguir dejándolas bailar
-y bailá
ió no sabía
y ezo qu'importa

domingo, 15 de agosto de 2010

Un recuerdo más que pasajero

Escena 1 interior .Pasillo.Dia .
Se ven los pasos de una mujer que camina por un amplio pasillo, no hay nadie mas que ella, su paso es rápido , pareciera que buscara o que caminara hacia un punto especifico( la cámara esta a ras de suelo, solo se le ven los pies , va avanzando por delante de ella a unos metros de distancia )a medida que ella va avanzando y su proximidad a la cámara es corta se funde todo a negro, por unos 5 segundos, se escuchan ruidos de ciudad , de quejas ,de oficinas , de autos ,de un mundo que corre acelerado, ruidos angustiosos que van aumentando en volumen, y muy rápido, un reconto de sonidos, sonidos que se acumulan durante una común rutina cotidiana , se escucha un disparo de cámara fotográfica , un clic fuerte, los ruidos paran bruscamente.
Escena 2 interior .pasillo .Día
Del negro pasa instantáneamente a la imagen de Elisa que aun tiene la cabeza apoyada sobre la cámara,
Levanta la cabeza
Elisa: “Listo”
Y sonríe cínica y cansadamente a un grupo de hombres los cuales al parecer son “exitosos”oficinistas y empresarios, están muy animados y se felicitan con fuertes apretones de manos.
Escena 3.interior. Pasillo. Día
Ella comienza a guardar la cámara, desarma el trípode, y va ordenar sus bolsos, los tipos comienzan a marcharse, conversando a tono fuertemente, se despiden con un gesto lejano, uno de ellos se le acerca
OFICINISTA: cuando estarán listas las fotos?
ELISA: en algunos días, tengo que trabajarlas y se las llevo a su oficina, no se preocupe. (Su risa es nuevamente cínica)
Este se une a los demás que ya iban saliendo de la sala.
Elisa por fin termina de arreglar sus cosas, las agarra y sale de la sala en la que se encontraba.
Escena 4.Exterior .Balcón. Día Abre una puerta, sale a un balcón, la luz del sol ya es fuerte, se apoya en la barandilla, deja sus múltiples bolsos en el suelo y de su bolsillo saca un “dulce “, se lo hecha a la boca, mira hacia la ciudad, ve autos, gente, edificios altos, y un sin fin de imágenes típicas de la urbe.
Bota la envoltura del dulce al suelo.
Su mirada es de tristeza, de un sentirse fuera, de un cansancio antiguo, de nostalgia.
Se cansa de mirar y voltea.
Escena 5.exterior balcón día. Se agacha y se sienta decepcionada en el suelo, saca de su bolsillo otro dulce, y su mirada es casi perdida, no apunta hacia ninguna parte (la toma es desde la misma altura a la que esta ella) en el lado derecho de la pared en la que esta apoyada su espalda se ven escritos con frases, las que destacan entre rallados y escritos comunes.
(Frases que visualmente expresen lo que ella no puede expresar en palabras
justo al lado izquierdo de ella)
< Toda la maravilla de este mundo habita entre pequeños instantes...
< Sin alarmas ni sorpresas
No alarmas ni sorpresas por favor,
No alarmas ni sorpresas!
Un trabajo que lentamente te mata
Se vuelve a enfocar la cara de ella, se ve que mira el suelo, con cara de sorpresa, impresionada, curiosa.
Escena 6.exterior .Balcón. Atardecer
En el suelo se está proyectando una flecha, que se mueve parpadeante,
Elisa totalmente desconcertada, busca lugares de donde pueda venir, no encuentra… piensa unos segundos… ¿la sigue?
La flecha comienza a avanzar,
Sube por una pared, llega a una puerta
Elisa asustada y desconcertada decide seguirla:

Elisa:”total, no tengo nada que perder” agarra sus bolsos y entra por la puerta.

Escena 7.interior .escalera. Día
Esta puerta da a una escalera, la flecha desaparece y Elisa se queda atónita, comienza mirar a todas partes como intentando encontrar algo que le indique lo que tiene que hacer ahora.
Algo en el suelo llama su atención, baja y se detiene en el tercer escalón más próximo a ella, hay muchas envolturas de dulces vacías, de las mismas de las que había sacado su dulce hace un rato.
Estas forman e indican un camino a seguir, es bajando las escaleras, baja.
Ya ha llegado al cuarto piso.
Escena 8.interior. Escalera .día
En el descanso del escalón que marca el cuarto piso, ve un pequeño escenario, pareciera ser de títeres, es todo como en miniatura, puede ver diminutos trajes colgados en sus bordes, como si una función estuviera a punto de empezar y solo faltasen sus actores, estos pequeños títeres. ( flashback)(En imágenes blanco y negro se pude ver a una niñita de mas o menos cinco años jugando en el suelo con dos pequeños títeres).
Ahora se puede ver a Elisa sentada al lado de este escenario, como esperando que algo suceda, la función empiece o aparezca alguien a su lado.
En solo unos segundo se da cuenta que su esperanza no tiene sentido, y su cara de decepción ya es mucha. Se para y decide seguir bajando.
Escena 9.interior. Escalera .Día.
La toma esta hecha desde el tercer piso, desde ahí se ve a Elisa bajando lentamente, su cara es de curiosidad, no sabe si es que le espera algo deslumbrante o si esta ilusión terminara por acabarse.
En una de las esquinas de la escalera se da cuenta de algo, dudosa vuelve a mirar,
hay muchas cajas, pequeñas y grandes, al parecer están vacías, las abre, una a una y se va dando cuenta de lo mismo, no contienen nada .Las sigue abriendo ansiosa, cada segundo su desesperación y tristeza van aumentando. ( flashback)( en imágenes en blanco y negro se puede ver a una niña ( la misma que en la escena anterior) , jugando con cajas , en donde abre una y aparecen mas y mas, de una caja saca otra , y de esa otra, otra y así continuadamente , la niña parece muy entretenida y deslumbrada) .

Escena 10.interior .escalera .día Elisa ya desesperada, tira al suelo algunas de las cajas y decide ansiosa y tristemente seguir bajando.


Escena 11.interior .escalera .día
Llega al segundo piso, se ve a Elisa desde atrás, (la cámara la sigue), ahora ya su paso no es lento, ni de tranquila espera, observa el piso ansiosamente, y de esta manera, rápida, llega a la esquina, ve colgados desde el techo, tiras de negativos, en un mesón que también se encuentra ahí, ve tubos de rollos fotográficos, una lupa, y un pequeñísimo trípode.

Escena 12.interior .escalera .día
Toma los negativos, su cara es de mucha exaltación y felicidad, segura de que por fin encontró algo, los acerca a su cara, poco a poco esta felicidad va cambiando, al ver que los negativos estaban sin nada, no aparecía ni una foto en ellos, estas ya no estaban, habían desaparecido, vuelve y vuelve a mirar, convencida de que aun puede encontrar algo. (flashback) (Ella misma con aspecto mas joven, jugando muy alegre y risueña, sacándole fotos al que en ese momento fuera su pareja)
Se vuelve nuevamente al mesón, muy tensa abre los envases de los rollos fotográficos, esperando por fin ahí encontrar algo, pero su ilusión es tristemente errada; no hay nada.

Escena 13.interior escalera.
Corre hacia el primer piso, en el que encuentra nada, solo peldaños,
Se sienta en uno de ellos, deja todos sus bolsos en el suelo, apoya su cabeza con las manos y su vista da justo hacia la ventana, en donde ya se puede notar que empieza a atardecer.
Permanece mirando unos segundos, por su cara se pueden ver avanzando unas pequeñas lágrimas, su mirada se dirige hacia el suelo, permanece ahí algunos segundos;
Lentamente comienza a darse cuenta de algo.
Del escalón en el que se encontraba nace nuevamente un camino a seguir, esta vez ya no son envolturas de dulces vacías, son pequeños botones de diferentes colores que siguen por el suelo bordeando la pared, y terminan su trayecto en el borde de una gran puerta de madera.

Escena 14.interior. Escalera.
Se levanta del escalón en el que estaba sentada, y se acerca al primero de estos botones, lo observa y comienza a seguir el camino que este demarca, llega a la puerta.
Temerosa, duda si abrirla o no…
Es la última ilusión, el último intento
La abre.
Escena 15.exterior .balcón
Sale a un espacio abierto, muy luminoso, el atardecer ilumina toda la ciudad la cual es totalmente reconocible desde ese lugar.
En frente suyo ve una maleta antigua, esta abierta, Elisa se acerca.
Ve un títere, lo toma, comienza a mirarlo y una sonrisa poco a poco va naciendo de su rostro, escarba en la maleta, en la cual hay un sinfín de cosas (todas recuerdos)
Encuentra una pequeña caja de colores, la que encierra muchas cosas adentro, (cajas y más cajas, las que cada vez van teniendo más colores)
La toma, la abre e intenta sentir su olor, como si fuera un tesoro nunca antes visto.
Sigue escarbando ,(entre medio van apareciendo muchas cosas ,entre ellas cartas, flores ya secas, papeles de colores, timbres de juguetes, una cámara, cigarros a medio terminar, pequeños juguetes, discos , etc.…)
Encuentra un álbum de fotos, y esta vez no estaba vacío, las imágenes pasan rápido por sus manos y por su vista, su cara es cada vez de mayor satisfacción y de energética tranquilidad, mira por última vez todo, cierra la maleta, la toma y se levanta.
Escena 16.exterior. Balcón.
Se observa como lentamente comienza a caminar, se aleja con la maleta en mano,
La cámara se acerca nuevamente a ella, Elisa se detiene, saca de su bolsillo un dulce, mira el papel y esta ves lo guarda cuidadosamente en su bolsillo, saca de su bolso unos audífonos y vuelve nuevamente a caminar( cuando se pone los audífonos la música comienza a sonar de fondo)
La cámara hace un paneo hacia el lado izquierdo y se ven colgadas de un cordel fotografías que en su total forman la palabra “Negar, Navegar, y Andar”

FIN

Eloisa Casanova

“EL ASCENSOR”

Escena 1. Exterior. Calle Balmaceda. Día.

Santiago, ciudad capital. Los monótonos edificios resaltan el gris de la tarde otoñal y el viento arremolinado sacude los ya casi desnudos brazos de la escasa arboladura urbana. Es la hora del almuerzo y trabajadores y estudiantes escapan de sus sitiales apresuradamente. Por la calle, cruzando entre los autos, un joven (Pedro) se acerca al edificio.

 

Escena 2. Interior. Entrada del edificio. Día.

Pedro sube hacia el pórtico. Allí otros dos jóvenes lo esperan.

NICOLÁS: Tss, hasta que llegaste, ¿lo trajiste, cierto?

PEDRO: Aquí está.

Y Pedro muestra un bulto que lleva en su mano.

NICOLÁS: Dale, nos quedan cinco minutos de colación.

 

Escena 3. Interior. Ascensor. Día.

Se acercan al ascensor y aprietan el botón. Pedro y Nicolás se muestran alegremente ansiosos; Jorge, el tercero, está serio, como indiferente. Llega el ascensor, está vacío y ellos celebran. Al entrar, marcan un piso cualquiera y comienzan a preparar la merienda. Pedro se sienta en el suelo y allí abre el paquete que lleva. Se trata de un apetecible pie de limón.

JORGE: Ya, páralo.

Nicolás acciona la parada de emergencia del ascensor y ya se aprestan a comer, todos acomodados sobre el suelo. Dividen el pie y Jorge saca una botella de leche con chocolate de entre su chaqueta.

JORGE: Para acompañar.

Empieza la comilona.

NICOLÁS: Uh, te quedó exquisito.

PEDRO: En realidad lo hizo mi mamá, yo sólo le puse el toque (ríen).

Prueban la leche, sorprendiéndose por su sabor.

NICOLÁS: Oh, poderosa...

PEDRO: Mmm… sublime.

El tiempo pasa raudo, como extraviado en una dimensión paralela, y ahora, devoran los últimos rastrojos del banquete en desorden y riéndose estrepitosamente, fuera de si, como borrachos.

NICOLÁS: Ya cabros, el postre.

Nicolás muestra una bolsita transparente con dulces de sustancia en su interior y reparte el contenido a sus amigos. Pedro comienza a probarlas.

PEDRO: Oye, son de las buenas.

JORGE: Sí, impecables.

El ascensor reanuda el movimiento, haciéndolos ponerse de pie con gran dificultad y torpeza, ayudándose entre si mientras balbucean e intentan tragar rápidamente. Su estado resulta patético.

NICOLÁS: Estuvo muy buena hoy día, cabros. Faltaron las minitas nomás.

Se abre el ascensor. Afuera, dos atractivas mujeres esperan.

JORGE: ¡Aja! ¿Qué piso marcaste? Parece que llegamos muy arriba.

Descienden y flirtean con las féminas mostrando una gran picardía y soltura desinhibida, dirigiendo su atención exclusivamente a las voluptuosidades que generosamente ellas exhiben.

Hasta que el ascensor se cierra. Dentro quedan las dos mujeres que no se conocen entre si. La que se ubica delante posee un cuerpo escultural y está un tanto incómoda por haber sido el foco central de aquel bochorno, mientras que la de atrás se muestra entretenida con lo que acaba de ocurrir. Ella comienza la conversación.

JULIA: Hola… ¿Estás bien? Te noto media nerviosa.

CLAUDIA: Sí… es que no me gusta esa gentuza.

JULIA: ¿Cómo no te gustan, por qué? Si son hombres poh. Y tú eres bonita, te tienen que mirar.

Julia lanza una pícara mirada por detrás a Claudia, de arriba a abajo, mientras sonríe concupiscente. Ésta no voltea para hablarle, sino que sólo desvía la mirada en su dirección eventualmente.

CLAUDIA: Esos no son hombres, son gusanos.

Julia inexplicablemente asume con una actitud placentera las respuestas de Claudia, y comienza una serie de ligeros movimientos especulativos con su cuerpo.

JULIA: Ah, sí. ¿Y cómo es un hombre realmente?

CLAUDIA: Tú dices un verdadero hombre... bueno, el que tenga la suficiente sensibilidad para apreciar la suprema belleza divina de la mujer, y que la dignifique y la ame por sobre todas las cosas. Como los poetas, ves. Ellos la alaban con la palabra. Cada hombre debe encontrar su propia forma de divinizar a la mujer, no como esos pelotudos que sólo la humillan.

Mientras la conversación se va llevando, Julia demuestra con su rostro cada vez más placer a tal punto de serle dificultoso el hablar.

JULIA: Ajá… una teoría muy interesante, ¿la desarrollaste tú?

CLAUDIA: No la he desarrollado yo porque no es una teoría, sino una verdad. Solamente la llevo a la práctica de la forma que me corresponde.

JULIA: ¿Qué quieres decir? ¿Qué debieras hacer tú como mujer?

CLAUDIA: Ay, no me des tanto crédito (ríe), como mujer aún nada. Por ahora sólo puedo asemejarme a ella, pero voy rápido, mañana mismo me saco éste (sujeta sus genitales con fuerza). Ésta es mi forma de consagrarme a la mujer.

Julia ha detenido sus movimientos quedando estupefacta por la revelación. El ascensor se abre. La atractiva Claudia baja.

CLAUDIA: Adiós, querida, piensa en lo que hablamos.

JULIA: Chao.

Julia abrocha rápidamente su pantalón y lanza un suspiro de alivio mientras posa las manos sobre sus senos y genitales.

Ahora, se acercan un señor mayor encargado del aseo con sus implementos y un joven con audífonos que mueve su cabeza al ritmo de la música que oye. Sus ojos están cerrados. Suben al ascensor aún ocupado por Julia. Las puertas se cierran. El olor que expele el barrendero parece molestar a la mujer, quien expresa el rechazo cubriendo su nariz con un pañuelo. Al rato, el señor, que no ha visto la actitud de Julia, también percibe un olor desagradable, busca el foco de origen en el aire, ve a Julia y la señala como culpable del hedor, tapa su nariz con una mano y enfadado intenta airear el ambiente con la otra. El joven de los audífonos está en un rincón con la misma actitud y sin hacerse partícipe de la situación, que se torna cada vez más peligrosa para el barrendero, que mediante aleteos e imprecaciones gestuales hace notar a Julia que apenas y puede respirar e intenta inútilmente abrir las puertas del ascensor mediante los botones del tablero. La mujer está desesperada al no entender qué pasa y se siente apabullada por los constantes reclamos en su contra. El hombre golpea las puertas y ya cerca de desfallecer siente el alivio, pues se han abierto. Baja con dificultad pero lo más rápidamente posible, mirándola con desprecio. Ella queda en el ascensor sintiéndose humillada.

El joven a su lado ha permanecido inconmoviblemente con sus ojos cerrados. Las puertas se juntan y él progresivamente va aumentando sus movimientos corporales al ritmo de la música a tal punto que Julia comienza a asustarse. Hace como que toca una batería o una guitarra, le da golpes con los pies al suelo y a las paredes y a veces salta. Julia ya no soporta más, aprieta los botones del tablero infructuosamente y por último intenta tomarlo para que reaccione y evite una agresión física involuntaria hacia ella. Cuando al fin logra hacerlo, él se detiene, voltea la cabeza y abre sus ojos mirándola fijamente. Ella da un grito de espanto al ver sus párpados abiertos. El ascensor se detiene, Julia desciende corriendo y él lo hace calmo, con la misma actitud inicial, siguiendo un ritmo tranquilo con los ojos cerrados.

Esta salida la presencia Carlos, atareado oficinista que quiere subir al ascensor. Su caminar es tenso y su mirada acechante. Cuando las puertas se cierran, se relaja y comienza la plática.

CARLOS: Por fin, sólo quería conversar contigo, yo sé que tú eres el único que me entiende. Ellos hablan, como si yo tuviera tiempo para escucharlos. ¡No puedo! Hoy día mismo quería ir al baño treinta segundos pero apenas y me paraba ya estaba mi jefe con más carpetas que archivar."Señor Ramírez, de la 457 a la K18 cárguelas a B9 y llévelas a Central 3..."... Sólo pedía treinta segundos. Me tiene enfermo ese maldito… A propósito, perdona (comienza a orinar en un rincón). El asqueroso no me dio ni treinta segundos... Pero no importa, ya me tendrán que valorar. Tú mismo me has dicho que soy irremplazable, que sin mí se hunden. Pero ellos no se dan cuenta porque están ciegos. Yo lo haré notar. Ni treinta segundos... Se creen eternos... los muy putos (se abrocha y mira su reloj). Ya. Es la hora.

De su bolsillo saca un frasco con pastillas y toma dos. Se retuerce por la medicina. La tensión va subiendo desde sus manos a los brazos, los hombros, el cuello, el rostro que se alza al cielo en un grito ahogado hasta que por sus ojos muy abiertos brotan dos lágrimas. Las puertas se abren.

CARLOS: Gracias por escucharme… (yéndose) Ni treinta segundos…

Por distintos flancos dos señoras abordan el ascensor. Una viene acompañada de una niña pequeña; la otra, de un niño un tanto mayor. Entran esquivando la orina en el suelo.

MAMÁ DE LA NIÑA: Cuidado hija con esa posa. Mire, señora, orinaron aquí.

MAMÁ DEL NIÑO: No me diga. Ah, pero debe haber sido un perro, no hay que pisarla nomás. No nos vamos a bajar, pues, si no hay más ascensores.

MAMÁ DE LA NIÑA: Tiene usted razón, ya, vamos. ¿A qué piso va?

MAMÁ DEL NIÑO: Al primero, voy bajando.

MAMÁ DE LA NIÑA: Ah, qué bueno, yo también. A ver... esto se aprieta aquí, sí, aquí, ya. Oh, esta cosa no funciona, mire.

MAMÁ DEL NIÑO: A ver, no, si usted aprieta éste y después éste... ah no... ¡Ah! Ya... a ver... éste y éste. Mmm, yo creo que el que lo meó lo echó a perder. Ah no, sí, no, ¡sí!, ahí está, funcionó (el ascensor inicia la marcha). Ah, esta cacharra está buena para chatarra ya, ¿no?

El niño escucha con cierto desprecio toda la conversación, sensación similar a la que siente por la orina en el rincón y que manifiesta con su cuerpo. La niña oye todo con una tímida vergüenza, como sintiéndose algo culpable por la situación.

MAMÁ DE LA NIÑA: Oh, sí. Yo llevo años andando en este mismo ascensor y desde que lo conozco es viejo y está descompuesto. He sabido que lo han intentado reparar muchas veces y que lo dan por bueno, como nuevo dicen, pero al ratito ya empieza a fallar otra vez. Yo creo que esta cuestión no tiene arreglo ya.

MAMÁ DEL NIÑO: Sí, es cierto, como que habría que cambiarlo por otro nuevo nomás, pero se demorarían tanto en remplazarlo. Desinstalar éste, instalar el otro, probarlo y nosotros no tenemos tiempo, necesitamos el ascensor, tenemos que subir, ¿cierto?

MAMÁ DE LA NIÑA: Claro, pues. Y además que cambiarlo sería tan caro y necesitaría tanto trabajo y dedicación. No, yo creo que es cosa de acostumbrarse nomás, de darle tiempo, si total llevamos tanto con él que qué perdemos esperando un poquito más (el ascensor se detiene bruscamente). Ah, ¿qué pasó? Pucha, llegamos, ya, bueno.

MAMÁ DEL NIÑO: ¿Y las puertas? ¿Por qué no se abren? Mire, se trancaron.

MAMÁ DE LA NIÑA: A ver, déjeme probar, no, no abren. Ah, el otro día pasó esto mismo. Saltamos y se abrió, ¿saltemos?

MAMÁ DEL NIÑO: Ya, a ver niños. Saltemos. Ya, todos juntos, uno, dos, tres (los niños no saltan).

MAMÁ DE LA NIÑA: ¡Bien!, se abrió.

Mientras bajan, siguen hablando.

MAMÁ DEL NIÑO: Oye, ¿y cómo supieron que saltando se abrían las puertas?

Las señoras se van. Los niños no las han seguido. Permanecen allí, fuera del ascensor.

MAMÁ DE LA NIÑA: No, fue accidental. Es que mi marido estaba furioso, y cuando él se enoja a veces salta y entonces...

Las voces se pierden a lo lejos. En el pasillo los dos niños se miran. Él extiende su mano hacia ella, que voltea para ver por última vez las siluetas de quienes se alejan. Lentamente coge la mano fraterna con un dejo de inseguridad. El niño ahora le sonríe y ella actúa con reciprocidad. Ya juntos, comienzan a subir por las escaleras.

FIN

Philip Urria

jueves, 12 de agosto de 2010


De Despedir el deseo del Hambre

Hasta Mañana

Hablarle al rostro. Más parece que intento hablar de tu rostro,
en su recuerdo, en esa imagen de la que salían palabras, y esos gestos, los
tuyos,... sabes no quisiera hablarte, ya no quiero bailar com você , entre estas
baladas brasileras y tus tangos de flamenco, estamos en pistas en pasos y ritmos
que ya no juntan ni pegan -pero asi todo nos miramos con recelo desde lejos- yo
lo veo
Siento eso que te extraño pero ya no a ti, sino de ti, extraño
de ti loque fuera todo menos tú mismo. Ese que se sabe ser, y sabe quién ser...y
quiere también saber quien serme (o quién hacerme)
Por esas últimasprimeras épocas del tú y del
yo,
era inimaginable era muy dificil y poco disfrutábal cortar esas
mangas, esos jales...
no me jales las caderas libres, -querubín.
Fue preciosa la esclavitud de la libertad, éramos espiritus,
éramos amantes pero putaque éramos avergonzados de nosotros mismos.. jaja claro!
claro que me río.
Mi fantasía sobre la locura... procuré hacer de ti mi fantasía,
mi alegría, mi más fetiche que verdad -la verdad ya no importa más- Cómo me
gustaría no volver a verte más, olvidarme del que se fue, dejar de escribir ya
lenta y forzosamente
y verte otra vez. Verlo de nuevo. Algún de nuevo, no por fin de
nuevo. Del NUEVO.
Porque no te estoy esperando -sí ?
Maternal al lado del hueco eco eco eco que sólo resuena en sí
mismo...no hace falta el llanto la súplica o el regaño.
Sí, es ser feliz...
(pero es algo que nunca se puede
pedir)
Desde un día empecé a ser feliz y ya no paré más.
Odio en la felicidad, llanto en la felicidad, grito de
felicidad, canto en felicidad, gargajo en la felicidad, me cago en la felicidad!
:D
La crudeza es el amor más limpio del que te puedo contar...
¿qué me resta? ya no sé... no hay un final escrito aqui en mí
cabeza ¿y en la tuya?
Es que si te veo al rostro, el olor que expele tu cara
me es tan tan tan común...
mes tan tú
tú del que se hace tú tan tan tú ...
zzzzzzz

domingo, 1 de agosto de 2010

Y así... me acabo de dar cuenta de lo trucha que soy.
jajajaja
Ojos y actitud tránsfugas me interpelan,
estoy nadando en el camuflaje transparente de los gritos De la Desesperación.
Me encanta no saber quién chucha soy.