domingo, 9 de enero de 2011

Ya no hay líneas arcanas

Qué pasa cuando me miro ambas manos y no veo más que millones de salidas
de recorridos pasados y pasadizos que esperan por ser habitados;
esos destinos furtivos que dicen sobre cómo la vida está ya
prefabricada para ser traducida... pero yo no veo más que miles que se confunden
entre sí
y no se las tiene ni de principio ni de fin.
Entonces, se escuchan historias derrepentemente como si ninguna fuera cierta
o vaya a serlo,
como el otro día salí a caminar entre las hojas secas del otoño que se fue hace un buen rato ya.
Y me encontré con una enorme ilustración de un puente que conectaba dos calles y cruzaba la carretera, atado a varios postes duros que liaban cables negros algunos tensos y firmes, otros doblados y enrredados, dando cabida a los espacios de distancia que dejaban ver la construcción de un edificio de piedra, de fachada cubierta de ventanas alargadas, todas ellas
iguales
ni color ni dimensión no tenían en común. Y un poco más atrás -o más arriba- seguían unas ramas indefinidas de árboles muy viejos, algunas secas, otras con hojas chicas verdes y sucias... y entre cada árbol, la calle inmutada llena de más y más líneas pintadas con acero, con cemento, con líquidos invensibles.
....

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