viernes, 24 de abril de 2009

La verdad, es que no sabía cómo empezar la verdad...

Se acuerda ñor de ese regalo al día trescientos nueve, mes décimo? Esa voz que salía de mi estómago.. de mi pecho.. de mi cuello? Que te decía -más que nada, más que todo- de cómo llegaron hasta ahí y cómo tú, solo tú las pudiste escuchar...y que después las palabras se fueron humedeciendo con el sudor pasivo y amor, y se marcaron en los cuerpos como humo gris de carbón...el " o m a e t..." que terminaba en mi pezón y que abrazaste tan fuerte ... si, aún me daba un poco de vergüenza.. aun sigo un poco tímida, si... tan intensa la sonrisa que me comía, la mirada que no me soltaba...
Ya cuando las olas dejaron una nublosa huella en la arena, no fue necesaria más tinta (¿te diste cuenta?) se escribe cada vez que me acerco y huelo:
humo y madrugada, olor de madrugada y café,
ese olor deliración.

No hay comentarios: