miércoles, 21 de septiembre de 2011

La muerte de la Madre

PRIMERA VOZ

Soy lenta como la Tierra. Soy muy paciente,

cumplo mi cilo, soles y estrellas

Me miran con antención.

El celo de la luna es más personal:

Pasa y vuelve a pasar, luminosa como

una enfermera. ¿Lamenta ella lo que que me va a suceder?

No lo sé. Está simplemente asombrada

ante la fecundidad.

Cuando salgo, soy un gran suceso. No tengo necesidad de pensar

o de prepararme. Lo que sucede en mí tendrá lugar

de todos modos.

El faisán se yergue sobre la colina:

Se alisa las plumas pardas.

Sonrío a mi pesar a todo lo que conozco.

Hojas y pétalos me acompañan.

Estoy lista.


SEGUNDA VOZ

Cuando la vi por primera vez

esta pequeña hemorragia, no lo creí.

Veía a los hombres andar a mi alrededor,

en la oficina.

¡Estaban tan tranquilos!

Algo había de cartón en ellos,

después comprendí

Esta banalidad tan vacía, laa que engendra

las ideas, las destrucciones,

Los buldozers, las guillotinas, lashabitaciones

blancas llenas

De aullidos. Y las abstracciones. Estos

arcángeles fríos.

Yo estaba sentada ante mi máquina de escribir,

en sastre y tacones altos,

Cuando el hombre para el que trabajo me dijo

sonriente: "¿Vio un fantasma?

De pronto está usted tan pálida". No dije nada.

No alcanzaba a creer. ¿Es que es tan

difícil

Para el espíritu concebir una cara, una

boca?

Los pedidos salen de las teclas

negras y las teclas negras

salen

De mis dedos alfabéticos, ellas ordenan las piezas.


Y aún las piezas, lospabilos, los engranajes,

toda una multiplicidad brillante.

Muero sentada. Pierdo una dimensión.

En mi oídos hay trenes que rugen, salen, salen.

La huella plateada del tiempo sedevana en la

distancia.

El cielo blanco se vacía de sus promesas

como un tazón.

Esta resonancia mecánica

producida por mis pies.

Tap, tap, tap, tobillos de acero. Siento

una insuficiencia.


Es una enfermedad que llevo conmigo,

es una muerte.

Una vez más, es una muerte.

¿Es el aire, Las partículas mortales que aspiro? ¿Soy

unpulso

Que se debilita caa vez más ante

el arcángel frío?

¿Es él mi amante?

¿Esta muerte, es ella

otra muerte?

Cuando fui niña, amé un nombre

corroído por el liquen.

¿Sería entonces el único pecado, este viejo amor

muerto de la muerte?


TERCERA VOZ

Recuerdo el instante en que

realmente lo supe.

Los sauces perdían su calor,

El rostro en el estanque era bello, pero

no era el mío, Tenía un aire importante, como todo

el resto,

Y no veía más que peligros:

palomas, palabras,

Estrellas y lluvias de oro -¡concepciones,

inseminaciones!-

Recuerdo un ala blanca y fría.

Y el gran cisne, con su mirada terrible,

viniendo a mí, como un castillo,

de río crecido.

Hay una serpiente en los cisnes.

Ella resbaló cerca de mí; su ojo contenía un

mensaje sombrío,

Vi el mundo en ella- pequeño, mezquino y

sombrío.

Cada pequeña palabra enganchada a otra,

los actos alos actos.

Algo había brotado de ese día cálido

y azul.


No estaba lista. Las nubes blancas

se precipitaron.

A los cuatro sentidos.

Ellas me descuartizaron.

No estaba lista.

Carecía de respeto.

Creía poder negar las consecuencias.

Pero ya era demasiado tarde.

Era demasiado tarde,

y el rostro se tornó más nítido,

amoroso, como si yo estuviera lista.

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