domingo, 14 de junio de 2009

Lluvia Dorada- Parafilias Sagradas

Danae, Gvstav Klimt


Un oráculo había
advertido a Acrisio, rey de Argos, de que su nieto lo mataría.
-Entonces me
aseguraré de no tener nietos -gruñó Acrisio.
Cuando regresó a casa encerró a
Dánae, su única hija, en una torre con puertas de latón, guardada por un perro
salvaje, y le llevó todos los alimentos con sus propias manos.
Zeus se enamoró de Dánae cuando la vio, desde lejos, apoyada tristemente en las almenas.
Para no ser reconocido por Hera, Zeus se convirtió en una lluvia de oro y
descendió sobre la torre. Dánae corrió escaleras abajo, la lluvia corrió gota a
gota tras ella, y entonces Zeus volvió a cobrar su forma habitual.
-¿Quieres
casarte conmigo? -le preguntó a Dánae.
-Sí -respondió-, me siento muy sola
aquí.
Tuvo un hijo. Le puso por nombre Perseo. Cuando Acrisio oyó el llanto
de un niño al otro lado de la puerta, se encolerizó.



Danae recibiendo la Lluvia de Oro, Tiziano Vecellio

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